"Antes de lo que imaginan"
DIEGO PÉREZ"Esta es la sala de `Tony`", indican los encargados de prensa de Peñarol y el Hospital Británico, mientras el grupo de periodistas camina por el cuarto piso de ese edificio. Unos metros más adelante, en una sala acondicionada especialmente para la ocasión, Antonio Pacheco recibe a la "visita" con la misma sonrisa que lo hace día a día en su segunda casa, Los Aromos.
El dolor es difícil de disimular, pero el capitán lo intenta. "La cita es porque como nos vemos todos los días, es raro esto de pasar tanto sin vernos; quiero darles la tranquilidad que estoy bien", dice Pacheco. Y agradece. Lo hace a los periodistas, a los médicos, a la gente que recibió en su sala y a la que no pudo hacerlo porque el dolor por momentos se lo impidió. Agradece y se emociona.
"Es un momento duro, mentiría si dijera que no. Pero es una situación de fútbol y uno sabe que al momento de entrar a una cancha está expuesto a este tipo de situaciones. No soy el primero que pasa por esto y espero ser el último, aunque difícilmente lo sea", dice Pacheco.
Con esa sonrisa que aparece en algunos momentos de la charla, le saca dramatismo a la situación. Nunca buscó un culpable más que el propio destino. "(A Erick Davis, el panameño con quien protagonizó el choque) No le tenía que sacar ninguna mochila, porque si bien me quebré yo, fue una jugada fortuita. El fútbol es un deporte de contacto. Uno está expuesto en los partidos, en los entrenamientos, porque estás trabajando constantemente con tu físico. Esta vez me tocó a mí y lo bueno es que ya han pasado cuatro días… quedan cuatro días menos de recuperación...", dice con confianza.
"¿Cuándo voy a volver a jugar? Alfredo lo analizará mejor, aunque el que tiene el dolor sea yo…", dice entre risas. Y se pone serio: "Voy a volver más pronto de lo que se imaginan. Estoy en las manos del número uno; Alfredo me conoce más que nadie a nivel médico y sabe cuándo estoy bien y cuándo estoy mal. Me recuperará como ha recuperado a tantos. Seguramente, será antes de lo que se piensa".
Esperó algo más de un año para volver a ponerse la camiseta de Peñarol. Se la puso, se dio el gusto de festejar un gol con la Ámsterdam de frente y se lesionó. Todo en 42`. Ahora tendrá que esperar entre cuatro a seis meses, según dijo Rienzi minutos después de la operación en la que se le colocó un clavo de Künstcher por su doble fractura.
Desde esa fatídica jugada, ha recibido innumerables muestras de apoyo, reflejando el respeto que ha sabido ganarse en propios y ajenos. "Sería injusto hablar del apoyo recibido de gente de Nacional y no del de otras instituciones que también se acercaron. Hay que entender de una vez por todas que hay cosas que superan lo futbolístico. Si bien somos un país muy futbolero y la rivalidad tiene que existir, porque yo soy el primero que la quiero, tiene que ser bien entendida. Quiero una rivalidad sana, de ir al estadio y alentar cada uno a su equipo, que previo y posterior a los clásicos se manifieste, pero sin violencia. Hay que entender que el fútbol es un deporte", dice un jugador que entiende a la perfección lo que significa ser capitán de Peñarol y termina, emocionado, agradeciendo el cariño de su hinchada.
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